De paseo por el casco Antiguo de Altea.
Un paseo por Altea puede ser delicioso en junio, julio e incluso en septiembre…ahora en agosto es algo más que agobiante. Los que somos de la zona, deberíamos saberlo, pero parece que es algo que se nos olvida de verano en verano, y tenemos el anhelo de ir por esta época, con la idea de que no parece que sea época festival, hasta que no das una vuelta por sus estrechas y empedradas callejuelas. El domingo tuvimos un primer intento, que acabó en estrepitoso: no encontramos aparcamiento y después de cinco intentos y un mareo, acabamos en el Diferens, menudo éxito. Ayer lunes volvimos en moto, tuvimos muchísima más suerte y encontramos aparcamiento enseguida. Tras dar un paseo (las tiendas son monísimas y decoradas con mucho gusto) nos dispusimos a buscar sitio para cenar, pero estaba todo imposible. Yo sólo quería una terraza, o una mesa en el exterior, y una pizza, ¿es tan difícil encontrar esa combinación? Por lo visto, ayer en Altea, era imposible. Acabamos en la tercera planta del Stromboli, muertos de hambre. La decoración, totalmente pasada de moda con sillas forradas en telas de otro tiempo, no me molestó tanto como el hecho de que vi que en la terraza se quedaban mesas libres, donde no nos pudimos sentar porque según la camarera estaban reservadas. En toda la velada, no las ocupó nadie, y creedme cuando os digo que estuve pendiente. Pedimos una tabla de queso, que nos acompañaron con un pan rancio a más no poder, y dos pizzas. La mía de bacon, cebolla y salchichas, estaba algo masificada, la otra era de cuatro quesos, una pizza con la que es difícil fallar. Ambas tenían masa fina y como dijo Eduardo, parecía hojaldrada. Bastante lograda, aunque no me terminó de convencer. Pedí aceite picante que apenas picaba, y cuatro bebidas, ya que derramé sin querer una cerveza. En total salimos a unos 17 euros por cabeza, algo caro teniendo en cuenta lo que comimos, y donde estábamos. Lo cierto es que tenía en consideración a este restaurante hasta ayer, y me dí cuenta de lo justitos que se vuelven algunos locales, al saber que van a tener éxito única y exclusivamente por la masificación del turisteo, y eso no hace que la gente autóctona vuelva.
De vuelta a la moto parecía que la cantidad de gente había menguado, y se veía alguna mesa vacía, pero claro, eran ya la 1.00 de la madrugada.
Pd: no os pongo la info del restaurante, porque realmente considero que no merece la pena, le pongo un aprobado justito. ¿Conocéis alguna pizzería que esté bien por esta zona? Por reservar la próxima vez…

Imagen de la iglesia del campanario, donde se ubica la plaza central entorno a la cual se estructuran una serie de callecitas de viviendas de una o dos alturas blancas.

Interior del restaurante de decoración totalmente pasada de moda, con los cubre sillas de otra época. Al fondo la deseada terraza, dónde no tuvimos acceso, y pese a estar vacía, sólo era para las reservas.

Tabla de quesos. Aunque se vean ocho porciones, sólo se nos sirvieron 6 diferentes. Se acompañó con un pan algo más que rancio. Me pregunto yo, lo poco que costaría hacer las cosas con gusto. Sólo con acompañarlo con una focaccia el plato ganaría y estaría justificado su precio.
La pizza era muy barato y si digo la verdad tienen buenas pintas, ami me encanto Altea sobre estas fechas, con su Cosmopolitanez, en agosta para algunos parece que mejor que queden en casa, viva Altea en Agosto
Hola David, gracias por tu comentario. A mi Altea me gusta en cualquier época del año, pero hay que decir, que para los que somos de aquí y podemos ir en cualquier momento, Agosto no es el mejor mes del año, ya que todo se encuentra saturado. Por otra parte, lo que reclamo a los locales y restaurante es que mantengan la calidad que mantienen en otros momentos y que no porque sea una época turística “todo valga”.